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Foto del escritorGimena Romero

Ofrendas difíciles de aceptar

Al final del proyecto de Camino a Tenango, libro donde narro la odisea personal que fue Tenango de Doria para mí, fui a dejar regalos y a agradecer todo el apoyo, cariño y enseñanzas. Iba sólo un día cuando entre charlas y mimos de las niñas cayó la noche.


-Ay señorita, a poco se va a perder la cena. Si ya matamos a una borreguita. ¡Quédese!-

Nunca me he podido negar a las invitaciones de la Señora Angélica.


Dispusieron una mesa grande donde se juntó a cenar gran parte de la comunidad “porque había visitas” y una de las niñas, en llanto incontenible, se negaba a probar bocado de la barbacoa hecha para el evento. Volteaba la cara al intentar la Señora Angélica acercarle comida a la boca gritando,


-¡Por qué mataron a Blanquita!-


Y es que también así es el bordado. Hay ofrendas difíciles de aceptar.




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Qué valioso y poderoso poder reconocer esos sentimientos, que si no gratos, hizo que la niña alzara la voz y se hizo escuchar. 🍃

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